16 de agosto. Sur de la Ciudad de México, entre la Del Valle y Xoco.
Fue, dentro de todo, una noche tranquila. Entre los analgésicos y el cansancio terminaron por dar una buena noche. A primera hora de la mañana tocó ir con la fisioterapeuta, ella quitó la venda de la pierna; dicha inmovilización cumplió su cometido: dar soporte y evitar que se inflamara toda la articulación. Brenda – la fisiotepeuta – dijo que no podía evaluarme del todo bien porque justo es la hinchazón, lo que se pone morado e irritado lo que le puede dar señas de qué tipo de lesión es. Sin embargo, a los dos minutos sin tener venda, donde había una rodilla ahora parecía que hubiera un melón.
Pronto Brenda apuntó que debía ir con un especialista, un ortopedista con nombre de oligarca y subespecialidad en cirugía articular. El consultorio del doctor Ricardo Salinas Mondragón está en la colonia Xoco, muy cerca de casa y del consultorio de fisioterapia. Fue cuestión de marcar de inmediato y pactar la cita para más tarde. Ya con el ortopedista, el pronóstico seguía siendo incierto. Todo parece una ruptura de ligamento cruzado y una lesión en el menisco – dijo el doctor Salinas – pero no sabremos bien qué tienes hasta que se baje la inflamación y te hagas un resonancia magnética en unos diez días. Con eso terminó la consulta de 15 o 20 minutos.
Mandó analgésicos para el dolor, antiinflamatorios, colágeno hidrolizado de fuente bovina para ayudar a la lesión osteomuscular. También ordenó el uso continuo de una rodillera elástica y reposo para llegar a un punto óptimo de cara a los estudios de imagen. El pronóstico: a lo mejor fue una ruptura parcial del ligamento cruzado y una lesión pequeña del menisco, con eso se evita la cirugía. Si el ligamento se rompió por completo; ya, cirugía obligada y se aprovecha para ver la condición del menisco y arreglarlo.
La vida aún tiene cotidianidad dentro de lo que cabe. Hay que seguir yendo al trabajo y advertir cualquier escenario posible. En otras palabras, esto recién comienza.





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